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martes, 10 de noviembre de 2015

Venecia.



Venecia se levanta sobre los secretos y errores de los que quisieron venir aquí a olvidar y la ciudad se hunde sobre ellos. 
Una ciudad mágica; algunos dicen que encantada.
 Me gusta porque en esa ciudad no existen los automóviles y eso da a la ciudad un aire más humano, un lugar único.
 Las calles llenas son sus venas y la gente que va y viene constantemente es la sangre.
 Pero el agua de Venecia esconde ya demasiada oscuridad. Por eso hay que llenarlo con un poco de color.
 Hay que viajar a descubrirlo o imaginarlo. Teletrasportarse, en mi caso y como yo ya hice.
 Teletrasportarse e imaginarse en una de esas góndolas, descubriendo cada rincón, sobre el movimiento de las olas de un lado a otro, con esa sensación de estar en una cuna.
 Hay que soñar.
 O dibujar.


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